Antes de escribir acerca de esta ciudad llena de pasado e historia, simbolo de la paz y el entendimiento entre ciudadanos de diversas culturas y religiones, y vinculo de unión entre Europa y Asia, quiero dedicar con todo mi cariño y amistad este articulo a Elena Fernandez Nuñez.
En la foto de cabecera, tenemos una las imagenes típicas de la metropoli, en la que desde la Torre Galata, donde la tomé, se puede contemplar la silueta de dos de sus simbolos arquitectonicos más representativos: AyaSofia y La mezquita Azul o del sultán Melhenet. En primer plano el cuerno de oro que desemboca en el Bosforo, estrecho que une el mar Negro y el mar de Marmara.
Estambul es una ciudad inmensa. De las que se pierden a la vista de los ojos de uno, divisandola desde una colina o una de sus torres. 16 millones de almas se asientan y viven en la metropolí y sus villas adyacentes.
A ciertas horas del día, desde todas las azoteas y mezquitas se pueden escuchar los rezos cantados de un imán durante unos minutos, dejando una más de sus muchas particularirades como todo núcleo musulman.
Una de las atracciones de sus habitantes y turistas es alimentar a los milones de palomas que viven en los parques y tejados de los edificios. Así se puede ver en esta foto.
Entre los pasatiempos de sus habitantes, se encuentra este peculiar juego, del que no me acuerdo bien su nombre, pero que puede ser analogo a nuestras queridas Damas. Los turcos, encuentran cualquier lugar y tiempo para esparciarse en la seducción de este juego tomando un té.
La vida transcurre día a día, entre las obligaciones de la religión, el trabajo y las compras en los distintos bazares de la parte vieja o Eminolou. Entre estos bazares, los más populares y que resultan ser la atracción de los transeuntes están: El Gran Bazar y el Bazar Egipcio o de las especias.
A ciertas horas del día, desde todas las azoteas y mezquitas se pueden escuchar los rezos cantados de un imán durante unos minutos, dejando una más de sus muchas particularirades como todo núcleo musulman.
Una de las atracciones de sus habitantes y turistas es alimentar a los milones de palomas que viven en los parques y tejados de los edificios. Así se puede ver en esta foto.
Entre los pasatiempos de sus habitantes, se encuentra este peculiar juego, del que no me acuerdo bien su nombre, pero que puede ser analogo a nuestras queridas Damas. Los turcos, encuentran cualquier lugar y tiempo para esparciarse en la seducción de este juego tomando un té.
La vida transcurre día a día, entre las obligaciones de la religión, el trabajo y las compras en los distintos bazares de la parte vieja o Eminolou. Entre estos bazares, los más populares y que resultan ser la atracción de los transeuntes están: El Gran Bazar y el Bazar Egipcio o de las especias.
Este último, quizas el más bonito por su colorido y por ser el más cercano a una rutina habitual del ser humano, y que no es otra que el alimento en todas sus varierades y expersiones, que en Turquia son muchas.
No hay mejor placer que pasear y perderse por las callejuelas de la ciudad en la zona europea, y transcurridas unas horas, sentarse en una de las miles de terrazas o teterías, saboreando un buen té, y contemplando el paso de grupos de mujeres musulmanas, familias, viajeros perdidos mirando un mapa, o vendedores de todo tipo de cachibaches y bebidas.