Augusta Emerita, fue capital de colonia en periodo del imperio romano dentro del territorío iberico. Esta capital amurallada, fue la principal ciudad romana de la colonia llamada Lusitania, que ocupaba parte del país luso, y la totalidad de la comunidad de Extremadura.
Su nombre fue otorgado por Roma, en conmemoración al emperador Augusto, que nacío y vivio antes de proclamarse emperador en esta ciudad.
La actual Merida, es una ciudad viva, que conserva una arquitectura con respeto al entorno en el que se encuentra. El casco antiguo queda separado de la moderna ciudad a través del río Guadiana. Esta arquitectura extremeña, se mezcla con la perpectiva de nuevos edificios y obras públicas modernistas, como el puente colgante del Guadiana, obra de Santiago Calatrava; o el actual museo de arte romano, obra de Rafael Moneo.
Pero el verdadero patrimonio de la ciudad se encuentra en los restos y ruinas romanas que han permanecido a lo largo del tiempo, dejando la huella de un rico tesoro historico para el país y el mundo.
Entre sus emblematicos monumentos del periodo romano, se encuentra el Anfiteatro y el teatro romano. Quizas seán, los dos emblemas de la ciudad. De hecho el teatro que se encuentra muy bien conservado sirve actualmente de espacio teatral, constituyendo el lugar perfecto del conocido festival de teatro clásico que se celebra anualmente durante el verano.
Otros reductos y ruinas romanas dignas de mencionar, por su buen estado de conservación y su interes historico son la Casa del Anfiteatro, el Acueducto de Los Milagros, la iglesia y cripta de Santa Eulalia, las termas, el Circo Romano, el acueducto de Rabo de Buey o San Lanzaro, el templo de Diana, el arco Trajano y el puente romano.
Pero Merida, no solo constituye un núcleo del estudio de parte de la cultura y sociedad romana, sino que más tarde fue cristiana, fue arabe y posteriormente reconquistada por la corona de Castilla.
El legado arabe o musulman, quedo representado con el edificio de la Alcazaba. Y el legado cristiano ha quedado representado por las númerosas iglesias y monasterios que tapizan las callejuelas y plazas del casco antiguo.
Tuve la suerte de visitarla durante la semana santa, y es aqui que aún no sintiendo la pasión y la fé catolica, observe la devoción que los emeritenses tienen por sus pasos procesionales, sus imagenes y sus santos. Este contraste de fé y cultura romana, hacén que Merida sea una ciudad recomendable de visitar, degustar su deliciosa gastronomía, y repasar ese legado e historia que la engalana y embellece.