¡ Namaste !. Tras largas horas de vuelo, transitos en London, New Delhi y Kathmandu, controles de seguridad; y con el dolor y la falta de apetito que me impedia ingerir alimento alguno, e inlcuso beber agua, debido a una faringitis aguda que traje conmigo desde Madrid; llegue a la bonita ciudad de Bhaktapur, dentro del valle de Kathmandu.
Rodeada de campos de arroz y mijo, pequeños huertos familiares y árboles frutales, emerge esta pequeña ciudad, antigua capital del reino que lleva su nombre, y aún no embullida por la urbe de Kathmandu.
En la foto se puede ver parte de la esplendida Durbar Square, o plaza del palacio que contemplamos como primera imagén desde la Guest House donde algunos se tomarón su primera birra "Everest" que es como algo sagrado para cualquier backpacker que se precie.
Por la mañana, ya desde muy temprano, en las plazoletas de la Durbar Sq. y en las calles empedradas ajenas a tráfico rodado (si bien, las motos y otros motocarros son inevitables), se amontanan cientos de nepalies mercadeando y tratando de asaltar al turista y viajero poco habil en estos lugares.
Ya de entrada, estas gentes parecen muy honradas, simpaticas y amenas. Sin nada que les ate al enfrentamiento o el mal humor.
En las fotos de arriba, podemos ver la arquitectura Newar que caracteriza a los templos de culto a los dioses Shiva y Vhisnu, y a las diferentes esculturas y tallas de escaleras y tejados. En muchos de estos últimos se representan escenas eróticas del Kamasutra. Especialmente en los templos dedicados a Shiva y Parvati, su esposa.
Además la arquitectura Newar que caracteriza a esta villa, también esta presente en muchas de las casas que aún quedan y se conservan tras el terremoto ocurrido a principios del siglo XX. Lo podemos ver en las balconeras, puertas y ventanas de las fachadas de esta pintoresca población.
Otra de las facetas más representativas de la visita a esta villa, cuyo centro historico es patrimonio de la humanidad, es la vida de los ciudadanos que transitan por sus calles y plazoletas. Nos encontramos con callejones y esquinas que nos recordaban a un pasado medieval, en donde no hubierá pasado el tiempo. Oficios artesanales, en donde la mano de obra aún no ha sido sustituida por las máquinas, y personas que no están infectadas por esa enfermedad urbana que nos caracteriaza a los occidentales: El estres. Aqui todo funciona sin la medida del tiempo, pero con mucha vitalidad y felicidad.
El último día, nos agenciamos un vehículo para desplazarnos a las afueras de la villa, a una distancia de unos 6 km, con el reclamo de la visita al templo de Changu Narayan, dedicado al dios Vhisnu. Este es uno de los templos más venerados por el hinduismo a este dios. Y uno de los más antiguos de Nepal. Es muy poco visitado por las ordas de viajeros occidentales, por lo que para nuestro caso constituyo en algo especial.
Y esto fue todo lo más importante y en resumen que sucedio durante estos dos días en Bhaktapur, con la desgracia de no poder alimentarme debidamente por la faringitis que ya remitiría en Pokhara, antes de iniciar el trek.
Con la sonrisa de los niños de Bhakta, finalizo este primer encuentro nepalí, y os remito al siguiente episodio "De camino a Pokhara".
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