Las montañas Usambara, que quedan cercanas a la frontera con Kenia y al margén izquierdo de la carretera que transita desde Arhusa a Tanga.
Fue una jornada de transito durante la mañana, que se hizo un poco pesada.
Desde Arhusa, el monte Meru de 4.566 m de altura, nos despide y avanzamos hacía Moshi, localidad que es el punto de partida de todos los expedicionarios que ascienden desde allí al Kilimanjaro (5.895 m).
La silueta del Kili con sus escasas nieves, y entre las nubes que quedan por debajo de su cima, se destapa ante nuestras miradas desde el coche. Avanzamos las cámaras rapidamente para captar sus nieves, pero resulta incomodo y a veces dificil encontrar un buen encuadre del coloso áfricano.
Llegamos a las Usambara, y nos hospedamos en el lodge L´Oreal, que regenta un "loquito" Cocodrilo Dundee llegado desde Chipre, y seguramente enamorado del continente áfricano.
Por la tarde hacemos una pequeña caminata a las montañas, y nos acompaña un amigo local, que nos va explicando en su buen inglés, la vida de las gentes de las montañas, y las anecdotas y misterios que esconden las plantas del frondoso bosque de este paraje peculiar.
Mientras vamos atravesando pequeñas aldeas, los niños salén a nuestro encuentro e intentan jugar con nosotros y que les culumpiemos con nuestros brazos. Son gentes humildes. Muy humildes y pobres, pero con una sonrisa siempre en los labios y sin ninguna contaminación del mundo en el que nosotros vivimos. ¡¡¡Ayyy, si nos dieramos cuenta que la felicidad no radica en el consumo y en el dinero!!!.
Mientras observamos con detalle como unas mujeres exprimen de manera artesanal las cañas de azucar para sacar el zumo dulce con el que elaboran un brebaje destilado de sabor parecido a la sidra, vamos alcanzando la cima de las montañas.
En la cima de una de ellas contemplamos la puesta de sol. Una vez más una de las mejores estampas del paisaje áfricano. Todo el valle queda bajo nuestro pies.
Y ya pronto nos despediremos del continente para tomar rumbo a Zanzibar. Pero de eso ya os escribo en el siguiente episodio.
Por la noche la fiesta, y aunque me sentía mal del catarrazo y resfriado, y no con muchas ganas de "perreo", me tuve que marcar unos bailecitos de los míos, y darle a la humeda con las canciones populares del popurri más cañí y lolailo. El equipo se lo paso pipa.
Hasta el próximo episodio, ya en la isla de Zanzibar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario