Ngorongoro, traducido del swahili se podría entender como "la campana o el cencerro de una vaca". La verdad no se muy bien porque los masais le dierón este nombre a este inmenso crater o caldera volcanica que reune uno de los ecosistemas mejor conservados y convertido como en un pequeño "zoo" áfricano.
Estamos a una altitud superior a los 2.800 m sobre el nivel del mar y dentro del crater a unos 2.400 m más o menos.
Con esta altimetría la extensión del interior del Ngorongoro esta expuesta a unas temperaturas frias originando un microclima muy diferente al resto de áreas de sabana naturales de Tanzania.
Las precipitaciones son también más abundantes y constantes, y eso hace que la mayoría de los animales que habitán dentro del crater no migren como sus compañeros más cercanos del Serengeti, ya que tienen pasto asegurado los 360 días del año.
Este cambio climatico hizó mella en mi persona, y pillé un resfriado del que he venído quejandome hasta la fecha de hoy. Aún mantengo las toses y flemas que me delatan de una mala curación.
Pero a pesar del frío y las nubes, el paisaje del Ngorongoro me reafirma y confirma que estamos ante una de las joyitas tanzanas por excelencia, y un paso obligado del viajero por estas tierras.
El Ngorongoro no solo es un volcan, sino que reune un conjunto de varios crateres y un entorno protegido de bosque humedo y sabana con llanura esteparía que comunica y enlaza con el P.N. del Serengeti.
Dentro del área de protección del Ngorongoro, el gobierno tanzano ha permitido a los masais seguir con su vida de pastoreo y acomodo. No así en el Serengeti, ni dentro del crater principal.
Dentro del crater, en los últimos años si se les ha permitido pastorear durante unas horas del día, pero no asentarse en él mismo para vivir. Por esta razón no es de extrañar ver a las manadas de ñues y cebras convivir con los rebaños de vacas, burros y cabras.
El crater del Ngorongoro, permite ver si la ocasión pinta en suerte, a los últimos ejemplares de rinoceronte negro. El último censo de los mismos era de 25 unidades. Pocos, muy pocos para tener esperanza, pero no hay que perderla. Nosotros tuvimos la fortuna de ver a uno de estos 25, pasteando en la llanura a una distancia de 1 km, por lo que era esencial disfrutar de su imagén con unos buenos prismaticos. Este animal solitario tan amenazado, evita la presencia humana (ya sabe que es punto de mira de rifle) y habitualmente suele patear en el interior del bosque del crater, sin salir mucho a la llanura.
Otro de los animales que tuvimos fortuna de ver fue el serval. Un felino pequeño y raro de ver igualmente.
La imagén más impresionante que nos dejo el Ngorongoro, fuerón las manadas de miles de ñues y cebras pasteando y saliendo a beber a los arroyos de agua dulce que recorren el circulo del crater con un díametro de 20 km apróximadamente.
Entre la fauna que divisamos en su interior destacamos los ñues, cebras, leones, hienas moteadas, bufalos, avestruces, flamencos, grullas coronadas, avutardas áfricanas, hipopotamos, garcetas, un serval, un rino negro, chacales dorados, etc.
No os extrañe no ver jirafas en el interior del crater, aunque si en el exterior del volcán principal. La razón según nos conto Justine es que no hay acacias en el interior, y por lo tanto las jirafas no suelen habitar en este área, sin su sustento esencial, las hojas y espinas de las acacias.
Os dejo con las foticos, y hasta el próximo capitulo sobre las montañas Usambara.
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